La
discriminación es toda aquella acción u omisión realizada por personas, grupos
o instituciones, en las que se da un trato a otra persona, grupo o institución
en términos diferentes al que se da a sujetos similares, de los que se sigue un
perjuicio o consecuencia negativa para el receptor de ese trato. Habitualmente,
este trato se produce en atención a las cualidades personales del sujeto que es
objeto del mismo, aunque también puede deberse a otros factores, como el origen
geográfico, sus decisiones u opiniones en lo social, lo moral, lo político u
otra área de interés social.
Se ha
calificado a la discriminación como una forma de violencia pasiva,
convirtiéndose, a veces, este ataque en una agresión física. Quienes
discriminan designan un trato diferencial o inferior en cuanto a los derechos y
las consideraciones sociales de las personas, organizaciones y estados. Hacen
esta diferencia ya sea por el color de piel, etnia, sexo, edad, cultura,
política, religión o ideología.
Los
afectados en la mayoría de los casos son los individuos pertenecientes a las
denominadas minorías. Estas minorías son pequeños grupos dentro de una
sociedad. Hay veces que estos grupos no son pequeños pero aun así son
rechazados.
No obstante, en su acepción más coloquial, el término discriminación se refiere al acto de hacer una distinción o segregación que atenta contra la igualdad. Normalmente se utiliza para referirse a la violación de la Ley de igual libertad y la igualdad de derechos para los derechos individuales de los individuos por cuestión social, crecimiento humano edad, razas humanas racial, religión religiosa, política, orientación sexual o por razón de género.
Para Vonfack
en 1998 (citado en Becerra, S., Tapia, C. y Barría, C. y Orrego, C.) existen
tres procesos claves que explican las relaciones de rechazo en las relaciones
interpersonales entre sujetos de distintos grupos: los Estereotipos, el
Prejuicio y la discriminación.
Además de
esto la identidad social que es entendida como un constructor que discurre en
esferas sociales, cognitivas y motivacionales (González y cols., 2005) y que es
definida por Tajfel y Turner (citado en Smith, 2002, p. 74) como «parte del
auto concepto que se deriva de la particular relación con ciertas categorías o
grupos sociales», hace que el individuo se sienta identificado con el grupo de
pertenencia mientras que se aleja de los grupos que los rodean y con los cuales
no existe ninguna identificación, lo cual da lugar a fenómenos de inclusión y
exclusión.
La
discriminación es hacer distinción en el trato por motivos arbitrarios como el
origen racial, el sexo, el nivel socioeconómico, etc. Generalmente se le da a
este término una connotación negativa, en la medida en que se trata
despectivamente o se perjudica a determinados grupos sin mediar justificativo
racional. No obstante, es posible hablar de una discriminación positiva cuando
se trata con preferencia a algunos grupos sin perjudicar a otros y cuando se
señalan sus necesidades y problemas con la finalidad de ayudarlos. Esto resulta
de especial relevancia en las personas con capacidades diferentes, que en
muchas naciones son favorecidos con subsidios o beneficios que persiguen la
posibilidad de una mejor inserción en la sociedad, con autonomía e igualdad de
oportunidades en comparación con otros individuos.
Los casos de
discriminación en la historia son numerosos. De ninguna manera puede afirmarse
que este fenómeno es reciente, sino que es un problema que abarca a todas las
épocas. Basta con señalar que la esclavitud ha existido desde los comienzos de
la humanidad para entender que es un problema de larga data y que acompaña a
las miserias morales del hombre. No obstante, es más llamativo que esta situación
se presente en la actualidad, en la medida en que existen normativas jurídicas
de alta jerarquía que la desalientan
El término
discriminación es un sustantivo femenino que significa distinguir o
diferenciar. La discriminación es una manera de ordenar y clasificar otras
entidades, por ejemplo, los animales, las fuentes de energía, las obras de
literatura, etc. Sin embargo, el significado más común de esta palabra se
refiere a la discriminación como un fenómeno sociológico en los seres humanos
que atenta contra la igualdad.
La
discriminación se produce cuando hay una actitud adversa hacia una
característica particular, específica y diferente. Es un trato desfavorable o
de inferioridad, de desprecio inmerecido hacia una persona, que puede ser
discriminada, es decir, separada o maltratada, tanto física como mentalmente,
por su raza, su género o su sexo, su orientación sexual, su nacionalidad o su
origen, su religión, su condición, su situación o su posición social, sus ideas
políticas, su situación económica, etc.
Una actitud
o una acción discriminatoria tiene como resultado la destrucción o el
incumplimiento de los derechos fundamentales del ser humano, perjudicando a un
individuo en su dimensión social, cultural, política o económica.
La
discriminación racial es una de las formas más frecuentes de discriminación, y
consiste en el acto de diferenciar, excluir y restringir a una persona por su
raza, color, ascendencia u origen étnico. También existe la discriminación
social, que es cuando una persona es tratada de manera desigual, es decir,
inferior, por pertenecer a una clase social diferente, y también la
discriminación religiosa, que es cuando una persona es marginada por tener una
religión diferente.
En
conformidad con el artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948, "todos son iguales ante la Ley y tienen, sin distinción,
derecho a igual protección de la Ley. Todos tienen derecho a igual protección
contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda
provocación a tal discriminación". Con los años, la Organización de las
Naciones Unidas ha hecho varios esfuerzos para erradicar la discriminación en
las sociedades de los países miembros.
La discriminación es el acto de agrupar a los seres humanos según algún criterio elegido e implica una forma de relacionarse socialmente. Concretamente, suele ser usado para hacer diferenciaciones que atentan contra la igualdad, ya que implica un posicionamiento jerarquizado entre grupos sociales 1, es decir, cuando se erige un grupo con más legitimidad o poder que el resto.
En el año
1988 se sancionó la Ley No 23.592 sobre Actos Discriminatorios que en su
Artículo 1o reconoce como discriminación cualquier impedimento o restricción
del pleno ejercicio “sobre bases igualitarias de los derechos y garantías
fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional [...] por motivos tales como
raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo,
posición económica, condición social o caracteres físicos”. Asimismo, el
documento titulado Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación, aprobado
por Decreto No 1086/2005, define una práctica discriminatoria como:
a) crear y/o
colaborar en la difusión de estereotipos de cualquier grupo humano por
características reales o imaginarias, sean éstas del tipo que fueren, sean
éstas positivas o negativas y se vinculen a características innatas o
adquiridas;
b) hostigar,
maltratar, aislar, agredir, segregar, excluir y/o marginar a cualquier miembro
de un grupo humano del tipo que fuere por su carácter de miembro de dicho
grupo;
c)
establecer cualquier distinción legal, económica, laboral, de libertad de
movimiento o acceso a determinados ámbitos o en la prestación de servicios
sanitarios y/o educativos a un miembro de un grupo humano del tipo que fuere,
con el efecto o propósito de impedir o anular el reconocimiento, goce o
ejercicio de los derechos humanos o libertades fundamentales. (INADI, 2005: 41)
La mirada
etnocéntrica termina de completarse con un posicionamiento valorativo donde a
las características distintivas le son sumadas cargas valorativas que
construyen jerarquías entre grupos, en términos de mejor/peor, manifestadas
comúnmente en una actitud de superioridad cultural de un grupo social hacia
otras culturas. De esta manera, se evalúa a las otras culturas con los
parámetros de la propia, lo que impide entender los sentidos y significados
reales, es decir, los otorgados por esa otra cultura que se pretende conocer.
Del
mecanismo etnocéntrico podemos distinguir entonces, el concepto de otredad,
entendido como una relación donde se experimenta la sensación de la diferencia
social y cultural. La noción del “otro” es una doble construcción en la que no
solo se construye un “otro” sino también un “nosotros”. Es decir que este
concepto consiste en una mirada comparativa con una persona o grupo que se
percibe distinto frente a la propia mirada, y resulta extraña al posicionamiento
de quién compara.
Finalmente,
el tercer elemento en juego es el estereotipo: una imagen o idea que se tiene
de un grupo basada en una generalización, donde se simplifican las
características de esos Otros y se cristalizan sobre unos pocos rasgos,
comúnmente asociados a prejuicios. Suele ser fácil conformar estereotipos de un
grupo diferente del propio y muy difícil hacerlo sobre un grupo al que se
pertenece, y esto es así porque tendemos a no reconocer la complejidad ajena, a
no comprenderla en las mismas dimensiones que la propia. Es así que, al estar
asociados a prejuicios, la mayoría de los estereotipos suelen ser
discriminatorios.
Un ámbito
donde se pueden ver comúnmente los prejuicios y estereotipos es el del humor.
Los chistes de judíos, gallegos, mujeres, etc., que aún siguen despertando
risa, están fuertemente cargados de ideas estereotipadas sobre grupos sociales.
De hecho, son los que motorizan el humor en se chiste.